General Don Félix María Zuloaga Trillo
General don Félix María Zuloaga Trillo, vigésimo octavo Presidente de México del 11 de enero al 24 de diciembre de 1858. Le precedió: Benito Juárez y le sucedió: Manuel Robles Pezuela.
Nació el 31 de marzo de 1813 en el entonces opulento mineral del Real de los Álamos, hoy Álamos, Sonora. Hijo de Don Manuel José de Zuloaga y de Doña Mariana Trillo.
Estudió la instrucción primaria con el profesor don Francisco Javier de Nava y terminada ésta se fue a la capital del país donde ingresó al Seminario para estudiar latín, filosofía, teología, etc.
Al salir del seminario ingresó al Ejército donde años más tarde, por el año de 1846, ya lo encontramos como Teniente Coronel.
El 23 de mayo de 1856 se instaló el Consejo de Gobierno y fue nombrado Presidente del mismo el ya General Zuloaga, perteneciente al Partido Conservador.
En 1857 se pronunció en Tacubaya con un plan que apoyaba al Presidente de la República.
El 2 de enero de 1868 lanzó un manifiesto al triunfo de la Revolución de Tacubaya. Al triunfo del Plan de Tacubaya, se nombró una asamblea de representantes para nombrar presidente provisional de la República, resultando electo el propio Zuloaga, quien tomó posesión de la Presidencia el 21 de enero de 1858, por primera vez, pues ya mencioné al principio de este artículo que estuvo en tres ocasiones como Primer Mandatario, siendo reconocido por el cuerpo diplomático.
El 31 de enero de 1858, escribió Zuloaga una carta al papa Pío IX quien le contestó el 18 de marzo del mismo año.
Zuloaga entregó el poder al General don Manuel Robles Pezuela el 23 de diciembre de 1858, pero antes, durante su mandato, expidió una Ley contra los conspiradores del Gobierno, la que dio origen a la matanza de Tacubaya por el General Márquez el 11 de abril de 1858.
En su tercer mandato, el 13 de diciembre de 1861 publicó una proclama en Ixmiquilpan, lugar en donde se encontraba con su gobierno itinerante por varios lugares, igual que hiciese Juárez andar con su Gobierno itinerante por el norte del país.
Fue desterrado a Cuba, donde permaneció durante tres años y tres meses, regresando al país en 1876. A partir de esa fecha se retiró de las armas y de los puestos públicos y ya en su vida privada se dedicó a la comercialización y venta del tabaco, por el resto de sus días.
Estuvo casado con doña María Palafox, quien también sufrió algunas persecuciones durante los problemas de su esposo cuando se dedicaba a la política.
Su negocio del tabaco lo tenía en un estanquillo instalado en la calle del Puente y San Francisco, donde ya anciano de 85 años, con el pelo cano y grandes carencias económicas, la gente se preguntaba cómo ese hombre pobre había desempeñado el grado de General y Presidente de la República.
En su casa de la Ciudad de México, el anciano enfermó y falleció el 11 de febrero de 1898, ignorando dónde se hayan depositado sus restos; tal vez en el panteón de San Fernando de México, donde los busqué en 1958 sin éxito.
Fuente: Siglo de Torreón.
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