Teatro Sauto
El teatro Sauto es uno de los edificios neoclásicos más hermosos de Cuba.
Famoso por su estupenda acústica, en el escenario del Sauto se han presentado grandes figuras artísticas, tanto cubanas como extranjeras, entre ellas la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, la rusa, de similar renombre, Anna Pavlova, el tenor Enrico Caruso, la actriz Sara Bernhardt, Ernesto Lecuona, el dramaturgo y Premio Nobel de Literatura Jacinto Benavente, el bailarín español, Antonio Gades y el compositor, guitarrista y director de orquesta Leo Brouwer.
Hasta la actualidad se ha respetado estrictamente su arquitectura, su diseño interior, su telón original de madera, en el que se representa el puente de la Concordia, que cruza el rió Yumurí. El Sauto es un paradigma de las grandes obras de arte de la cultura cubana.
Declarado Monumento Nacional, en su vestíbulo se alzan estatuas de mármol de diosas griegas, y en el techo de la sala principal, las musas parecen revoletear en los frescos.
Con capacidad para 775 espectadores, un estremecimiento de placer se siente al escuchar la campanilla que, como hace más de un siglo, desde el llamado palco presidencial anuncia el inicio del espectáculo. Sus balcones y pasillos, reservados y el área donde otrora se ubicaba la claque, existe aún y se conserva en buen estado.
La sala principal está rodeada por tres palcos y dispone de una glorieta interior que, al erguirse, se convierte en pista de baile.
El teatro, que forma parte del listado de los nueve más importantes de Cuba (la mayoría de ellos en la capital), comenzó a erigirse en 1860, después de ser aprobado y aplaudido el proyecto presentado por el famoso arquitecto italiano Daniel D´Aglio. El estilo utilizado por el artista recuerda, en numerosos detalles, a la Scala de Milán.
Aunque mundialmente se le conoce por Sauto, lo cierto es que el foro tuvo varios nombres, hasta su actual y definitivo.
Primero se le llamó Teatro Esteban, en homenaje al gobernador del territorio, Pedro Esteban Arraz; después lo designaron como Colón, por el descubridor de América, posteriormente Martí, en honor al Héroe Nacional de Cuba. Le llamaron luego La Vigía, pues estaba construido en una plaza de ese nombre cercana a los ríos San Juan y Yumurí.
Pero al final, el teatro recibió el nombre de Sauto, en homenaje al doctor en Farmacia a Ambrosio de la Concepción Sauto y Noda, gran amante de las artes, vecino del lugar y uno de los benefactores más destacado de Matanzas.
En la actualidad, las más trascendentales figuras del arte nacional y mundial actúan en el Sauto, un centro paradigmático de la cultura matancera y cubana.
Foto: Forlani