David Alfaro Siqueiros en Cuba
En 1942, después de haber concluido su mural Muerte al invasor en la biblioteca «Presidente Pedro Aguirre Cerda» de la Escuela México de Chillán, Chile, David Alfaro Siqueiros, es patrocinado por la Alianza de Intelectuales y la Federación de Artistas Plásticos de ese país para dictar una conferencia sobre la Historia de la pintura mexicana, sus doctrinas y sus técnicas, en el Teatro Imperio de Santiago.
Relacionado con los círculos artísticos de Chile, al año siguiente, en 1943, en un mitin organizado por la Confederación de Trabajadores Chilenos y teniendo como lugar el Teatro Baquedano de Santiago, el 7 de febrero lee un documento titulado En la guerra, arte de guerra, manifiesto de propaganda política que pretendía divulgar por varios países del continente americano como parte de una ardua campaña a favor del «Arte para la Victoria de las Democracias». A partir de dicho acto y bajo el patrocinio de la organización denominada «Unión para la victoria» se creó la «Asamblea General de los Intelectuales», con el fin de alentar y reunir a la intelectualidad chilena en las tareas de lucha contra el fascismo y la defensa de las democracias.
Para proseguir con el objetivo de su gira, a finales del mes de marzo, acompañado de su esposa Angélica y su hija Adriana, Siqueiros sale de Chile, se dirige a Lima, Perú – donde constituye el Comité Coordinador de Arte para la Victoria -; Ecuador, Quito; Colombia, Bogotá y Panamá, recibiendo en cada uno de estos lugares el apoyo de grupos de intelectuales, universidades y organizaciones democráticas para exponer y difundir los contenidos de En la guerra, arte de guerra y una postura antifascista entre los artistas, asimismo ofrece conferencias de carácter técnico acerca de los materiales y herramientas que venía aplicando en la ejecución de sus obras murales.
Con la idea de concluir su itinerancia en la Ciudad de Nueva York, a mediados del mes de abril llega a La Habana, Cuba, donde días después de su estancia pronuncia nuevamente la conferencia a favor de un arte de guerra. El objetivo de viajar a los Estados Unidos sigue en mente, por lo que se contacta con funcionarios de ambos países para conseguir pasajes rumbo a Washington o Nueva York. El plan se trunca cuando recibe, por parte del departamento de estado Norteamericano, el comunicado de que no podría ingresar a los Estados Unidos, puesto que le era negada y con carácter definitivo la renovación de su visa que anticipadamente había solicitado.
Las condiciones obligan al pintor a prolongar su estancia en La Habana, al tiempo que patrocinado por el Ministerio de Defensa Nacional y los centros culturales más importantes de la ciudad, imparte, en conferencias, sus expresiones teóricas sobre El destino social, y la técnica consecuente, del arte en el próximo futuro.
Inesperadamente, la familia Carreño – Gómez Mena le pide la realización de un cuadro de caballete que el artista transformó en encargo de pequeño mural interior, privado y al que inicialmente llamó Mural – proyecto de monumento público a la igualdad racial en Cuba. Éste se encontraría localizado en un corredor exterior del último piso de un edificio ubicado entre las calles Ventidós y Trece, en El Vedado.
Compuesto de tres pequeños muros, superficie cóncava en la parte baja, plana y horizontal en la parte alta, una concavidad de 1.02 metros de profundidad y 40 m2, en los que Siqueiros, y un pequeño equipo de colaboradores entre los que se encontraba el pintor Mario Carreño, emplearon piroxilina sobre una cubierta de masonite. En su momento, el conjunto formaba una especie de concha: El propósito de hacer convexa una concavidad (objetivo de dinámica pictórica por fenómeno visual…) exige la exaltación máxima hacia delante de los volúmenes, es decir, la mayor exaltación posible del claroscuro.
La temática representa a las razas negra y blanca separadas, pero a la vez unidas por la figura de la parte central: Prometeo – dios del fuego e iniciador de la civilización humana en la mitología clásica – que del cielo emerge para entregar el mensaje de igualdad que debe haber entre las naciones y la humanidad. Siqueiros señaló que se trataba de un pequeño aporte profesional de su autor a la lucha de los sectores progresistas del pueblo cubano contra los restos de discriminación racial que aún subsisten lamentablemente en la democrática tierra de Maceo.
Alegoría de la igualdad y confraternidad de las razas blanca y negra en Cuba, título final de la obra, fue inaugurado meses después, el 16 de octubre de 1943. Angélica Arenal auguraba que debido a la corriente descriminatoria que existía en Cuba, probablemente la obra sería destruida por los Carreño Gómez – Mena, y efectivamente fue así.
Viendo una situación no clara en cuanto a su estancia en Cuba, a través de cartas al gobierno de la República mexicana, David Alfaro Siqueiros gestiona su regreso a México, pero el motivo de su exilio aún no se lo permite. Por lo que contempla un plan de actividades que abarca los meses de junio a noviembre, entre las que se encuentra conseguir su entrada a los Estados Unidos, normalizar su problema legal en México, así como la ejecución de murales tanto en la Confederación de Trabajadores Cubanos como en la Antigua Iglesia de Belén, edificio que entonces servía de archivo al Ministerio de Hacienda, y en el que trabajaría el tema relativo a «Las luchas del pueblo cubano por la independencia nacional y las libertades democráticas». A pesar de que este último proyecto contó con el apoyo de artistas e intelectuales cubanos, el gobierno del presidente Fulgencio Batista actuó renuente para darle contrato alguno al artista.
Por mediación de Nelson Rockefeller, pinta en junio para el Centro Cultural cubano-americano de la Habana, un tablero que por sus dimensiones los especialistas lo consideran pintura de formato mayor más no un mural, se trata de Dos montañas de América: Lincoln y Martí o Dos cumbres de América. Resguardado actualmente por la Colección Arte de Nuestra América Haydee Santamaría en La Habana.
Dos Montañas de América, con los retratos de Lincoln y Martí. Tiene 4.5 metros de superficie. Ésta es cóncava en la parte superior y plana en la inferior. La utilicé con el fin de «corregir el rectángulo», considerando la altura en que sería colocada la obra… Tratando de retratos de próceres, – Abraham Lincoln (1809-1865) fue presidente de los Estados Unidos y partidario de la abolición de la esclavitud, por su parte, el escritor José Martí (1853-1895) es considerado el apóstol de la independencia en Cuba- escogí los documentos más conocidos. Los más divulgados, aquellos que han tenido mayor popularidad, ya que estimo que el mejor retrato de un prohombre es aquel que mejor sirve como medio de identificación pública. No olvidemos que en el arte político lo esencial es su elocuencia y en esa virtud, su claridad. Como en el caso de la obra anterior, este cuadro simbólico fue ejecutado con materiales plásticos de origen sintético (resinas sintéticas) y usando, también, en la proporción que me fue igualmente posible herramientas mecánicas (proyector eléctrico y pistola de aire).
Por uno u otro motivo, las condiciones económicas del artista no marchaban a su favor y por estas fechas, uno de sus domicilios era el Hotel Biltmore Sevilla, para cubrir el saldo, por ofrecimiento del dueño ejecuta con piroxilina sobre un lienzo de 2.44 m x 2.95 un mural transportable: El nuevo día de las democracias o El día de la nueva democracia, perteneciente ahora al Museo Nacional. Palacio de Bellas Artes de La Habana.
En tonos ocres y rojos, característicos en la obra del artista, surge de las entrañas de la tierra la república libertada, representada simbólicamente por una mujer que porta el gorro frigio, signo libertario universal. Con los puños cerrados, levanta con fuerza los brazos en actitud de romper las cadenas que esclavizan a la isla. También conocido como Cuba libertada, este tablero es considerado un antecedente del mural Nueva Democracia que el artista pintara dos años después para el Palacio de las Bellas Artes en México.
El último acto de su itinerario para divulgar las motivaciones y ganar adeptos para el Comité Continental a favor de un Arte de América al Servicio de la Victoria de las Democracias tuvo lugar en septiembre, en el salón anual de pintura y escultura de artistas cubanos donde leyó su Carta abierta a los pintores y escultores de Cuba manifestando su entusiasmo acerca de la obra de Amelia Peláez y René Portocarrero. Tres meses después, Siqueiros logra que el gobierno de México resuelva legalmente el regreso de su exilio, volviendo a su patria, junto con su familia, a principios de 1944.
Fuente: http://www.siqueiros.inba.gob.mx/cuba.html
Excelente artículo!
No tanto. Muy tendencioso (como las ideas de este genial pintor) y falto de ciertas verdades históricas.
En efecto, como plantea José, el texto es tendencioso. En primer lugar porque insinúa cierta «ruptura» con Batista, cuando en realidad el «camarada Fulgencio» junto al PC de entonces (PSP) le dieron cobijo.